martes, 18 de noviembre de 2014

Espiritualidad



Rasgos característicos de la espiritualidad de los primeros cristianos.
 Los primeros cristianos vivían  en constante conversión, esto significaba  cambio radical de vida.
 Espiritualidad  interior pero, sobre todo con decisivas consecuencias externas.
El contexto en que se desarrollo era el de un ambiente deseo de verdad.
La espiritualidad les mantenía insatisfechos con las explicaciones religiosas filosóficas y científicas del momento.
 El cristianismo cubría admirablemente con su presentación de una única Verdad, completa y equitativa, personal, viva y encarnada.
Además otro rasgo característico de espiritualidad es la vida de fraternidad.
Los orígenes de la vida Monástica.
La vida monástica tiene su origen en el desierto de Egipto a finales del siglo III e inicios del IV, cuando algunos cristianos como, San Antonio Abad, sienten la llamada de Dios a una vida de soledad, en la cual encontraran la paz interior, con dedicación exclusiva a la oración, y la penitencia.
Características generales de las Órdenes Mendicantes.
ü  Pobreza personal y colectiva más radical.
ü  Dedicación  preferente  a la predicación itinerante.
ü  Mayor dedicación al estudio
ü  Mayor movilidad.
ü  Se ubicaban en el corazón de las ciudades
ü  Organización mas más centralizada y dinámica.
Principales figuras del siglo de oro español.
Las principales figuras del siglo de oro español que destacan están: Santa Teresa de Jesús, y San Juan de la Cruz. Además San Ignacio de Loyola, San Juan de Ávila y Fray Luis de Granada estos como escritores y maestros.




Principales aportaciones a la vida espiritual a finales del Siglo XIX y a lo largo del Siglo XX.
ü  Hubo una profunda renovación de ideas y formas prácticas en la vida espiritual.
ü  Un renovado interés por el estudio de los clásicos y de la Teología espiritual.
ü  Aparición de cátedras, manuales y revistas especialidades.
ü  Renovación de la espiritualidad sacerdotal.
ü  Progresivo interés por la vida espiritual y el apostolado de los laicos, que alcanza su punto culminante con las nuevas realidades eclesiales.



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