El pecado palabra que para muchos es causa de dolor, para
otros no significa nada, pero para el cristiano evoca debilidad, al mismo
tiempo salvación y la muestra más grande de demostración del Amor.
Fue por el pecado que el hombre perdió el paraíso, pero también
por aquel que dio su vida por la liberación del pecado, se volvió abrir la
oportunidad de regresar al paraíso, mediante el reconocimiento de este acto de
maravilloso de amor.
Santo Tomás de Aquino define el pecado; como la ofensa que no
recibe Dios de nosotros sino por obrar nosotros contra nuestro bien.
El ser humano a durante la historia de salvación le ha temido
a la palabra pecado, pero ese temor solo queda a lo que en sí la palabra
significa, porqué aun sabiendo lo que ello implica sigue cometiendo los mismos
errores.
El ser humano cada vez que peca, está luchando contra natura,
puesto que el ser humano fue creado para hacer la caridad ya que es imagen de
su creador, por tanto al pecar este va perdiendo su inclinación hacia el bien
que es su naturaleza.
Muchas veces se ha utilizado el pecado para evangelizar, pero
esa evangelización está inclinada a meter miedo y no en sacar a luz el
verdadero significado e implicancias del pecado.
¿En algún momento de tu vida te has interrogado, sobre el tipo de vida por la que
tuvieron que atravesar los grandes Santos de la Iglesia?, la respuesta es,
ellos vivieron en pecado, sin embargo hoy están gozando de la presencia de
Dios, vivieron en pecado, no obstante en un momento determinante de sus vidas
encontraron a Dios que es camino, verdad y vida, y eso les confirió reconocer
que su naturaleza los empujara hacia la verdadera caridad, solía decir mi
maestro de lógica la única tragedia que le puede pasar al cristiano es no
alcanzar la santidad.
Hoy el país se encuentra bajo el sometiendo del pecado,
causante de muertes, injusticias, violencias, esto por el simple hecho que el
hombre “gobernante” se ha apartado de la verdad, y gracias a esa actitud
arrogante, prepotente, soberbia y sin sensibilidad humana, el pecado ha
florecido como aparente naturaleza del odio y egoísmo que anida en su corazón.
Sin embargo, la Iglesia con su visión de Madre y Maestra, nos
enseña, nos da pautas y luces en medio de las sombras y oscuridades para alejar
de la perversión y maldad a la que está siendo sometida nuestra nación,
mostrándonos el camino a seguir, para evitarlos y seguir por las vías de la
justicia, libertad, seguridad, democracia, verdad y un estado de igualdad.
En nuestro contexto, un reducido segmento de la sociedad se
ha camuflado en actos que son considerados como incorrectos, inmorales, donde
se justifica lo correcto, lo inhumano, lo salvaje como correcto, justificando actos de
agresiones, violencias, muertes, secuestros, profanaciones de templos como algo
normal o negando responsabilidades, por tanto se lucha contra la impunidad,
legalidad y naturalidad de una cultura o ideología que desea imponerse a costa
de lo que sea, todo eso es causas y consecuencias del egoísmo (pecado)
infundado en el corazón de personas altamente toxicas y destructivas.
La realidad que hoy vivimos en nuestra Nicaragua, nos deja en
evidencias que el hombre (gobierno), en su afán de querer mostrar su hegemonía,
es capaz de destruir, de matar, censurar, ocultar y no tener la capacidad de
reconocer sus errores, creyendo y basándose en su insondable torpeza.