¿Tiene
futuro el periodismo?
El periodismo se encuentra
sometido a cambios que afectan a todas sus facetas: soportes, tecnologías,
lenguajes, negocios.
¿Cómo
afecta ese devenir a la actualidad de los viejos principios periodísticos?
Comprobar en qué medida mantienen inalterable
toda su vigencia o han quedado desbordados por la realidad es el propósito de
este trabajo.
¿Cómo
los perciben hoy los actores de la cultura tradicional, inmigrantes digitales,
y cómo los de la nueva cultura, los nativos digitales?
Para empezar, vamos a hablar
de ética y de principios, de si se aplican o se obvian y en qué medida los
cambios tecnológicos y culturales arrasan o modifican valores que se creían
eternos. Nos interesa, sobre todo, investigar en qué medida vamos a conseguir
que estén presentes en el futuro del periodismo.
¿Futuro
del periodismo?
¿Qué tipo de futuro le espera a esta vieja profesión?
¿Acaso
lo que hoy se practica es el mismo oficio que se ejercía hace diez o veinte
años?
«El periodismo va a existir
siempre» como señala Gloria Valenzuela– y menos sólida en otros
–«Probablemente, va a existir siempre», según expresa José Manuel Calvo.
¿Qué
significa poder asegurar su existencia futura?
• La primera, afirmar que
entre los hechos y su difusión siempre será necesario un mediador.
• La segunda, que ese
mediador será un periodista en el sentido que hoy lo concebimos, el de una
persona cargada con un conjunto de principios y disciplinas de verificación y
no un mero «profesional de la información».
• La tercera, que aunque existan otros
actores, la contribución del periodista seguirá siendo determinante, en
cantidad y relevancia, sobre el conjunto de los procesos informativos en
comparación con la aportación de otros colectivos.
Nos enfrentamos a una
situación en la que la información no es patrimonio del periodista. Por razones
diversas, circula muchísima información que no está hecha por periodistas, lo
cual supone, desde mi punto de vista un serio riesgo para la veracidad de las
informaciones y su contraste. (J. Serrano).
Tenemos que competir en un
mundo en el que hay muchos más elementos que son capaces de convertirse en
prescriptores, de ejercer influencia, de generar comunidades de seguidores. (G.
Lafuente).
¿Van
a existir periodistas profesionales?
Evidentemente. Va a subsistir un periodismo
profesional pero el problema que yo veo es cómo se va a financiar este
periodismo. ¿Cómo vamos a financiar la calidad, un periódico de calidad? Al
final, la empresa periodística es necesaria aunque hacer una información de
calidad tiene un coste. (J. Serrano).
Seguimos siendo los garantes
de la información, los que en última instancia cocinamos todas las materias
primas que nos llegan y entonces, es verdad que ahora nos llegan materias y
elementos para la cocina que son diferentes, y que nos vienen de otro
proveedor, como es Internet, las redes sociales… pero eso nosotros también lo
seguimos cocinando. (G. Lomala)
Una
profesión «desmusculada» antes del cambio tecnológico.
Si
el futuro del periodismo está asociado a la calidad.
¿Está la profesión sensibilizada para
recuperar y defender los valores que determinan la existencia de la calidad en
la información?
¿Tiene suficiente músculo para contraponer sus
posiciones a la fuerza de otros vectores que sólo piensan en el negocio a corto
plazo?
¿En qué situación le coge
estos retos?
Sobre esta cuestión
predominan las percepciones pesimistas como la que supone asumir que, en el
pasado, «existían unos principios deontológicos que tenía la propia profesión.
«Hay muchísimos periodistas
que se sirven a sí mismos o sirven a quienes les pagan y no sirven a los
ciudadanos» que «son los que tienen consagrado en la Constitución el derecho a
la información».
La crisis de valores de la
profesión forma parte de una crisis general de valores que sufre la sociedad en
general, en los que «la idea de triunfar» se impone, en el que «el éxito y las
audiencias lo legitiman todo».
La cuestión es que la
profesión no supo actualizar sus principios ni establecer sus cautelas como sí
hicieron otras profesiones.
Hace unos años ningún
periodista que estuviera haciendo información en televisión podía salir
protagonizando anuncios.
Periodistas en su
circunstancia.
La sumisión a los
intereses empresariales.
«El
periodista está para servir intereses ideológicos, empresariales».
Magi
Iglesias vincula esa dependencia de lo periodístico a la «degradación de la
profesión tras la Transición», cuando los editores tradicionales se convierten
en empresarios que cambian las reglas del juego: «En lugar de pensar en el
periodismo, piensan en el lucro».
Antes,
cuando «los editores, los propietarios, eran hombres de prensa, sabían que su
riqueza era el prestigio y la credibilidad, es decir, la marca» pero, poco a
poco, «las empresas dejan de ser
empresas de comunicación y pasan a ser empresas. ¿Quién manda? Ya no manda el
director, manda el consejero delegado, el gerente, el jefe de personal…»
Poco a
poco, los medios se van llenando de directores de relativa calidad periodística
y de ahí, hacia abajo: el redactor jefe, el subdirector, el jefe de redacción…
Todos son gente dócil, obediente al poder, que le dan más importancia al
interés empresarial que al interés informativo del lector.
La búsqueda de la
verdad frente al «relativismo moral»
En la
situación actual de cambios y a tanta velocidad, hay pocas cosas a las que
agarrarse, pocas certezas que existan.
Hay dos
aspectos que nos darán estabilidad para el futuro, y estás son:
Una es
tener profesionales probados, profesionales expertos, profesionales capaces.
Tener
principios, tener estándares, tener criterios… a la hora de tratar las
noticias, a la hora de contarlas.
Ante
ese dilema moral, cabe también la opción de no debatir, de desarrollar un
sentido práctico alejado de las grandes cuestiones.
¿Qué
cambia, qué permanece?
El
primer deber del periodismo es contar la verdad.
La
verificación de los hechos a partir de fuentes diversas y fiables es un
principio inalterable para el futuro de la profesión.
Internet
y las redes sociales cambian el
papel del periodismo como intermediario entre la realidad y el
receptor.
Internet
está modificando el sistema de acceso a
las fuentes del periodista.
El
periodista poco a poco va a adquirir o deberían
adquirir, –muchos de ellos al menos–
unas capacidades técnicas muchos mayores que les permitan generar nuevas
narrativas que muchas veces están enganchadas con la tecnología.
Extracto del libro "El periodismo entre la encrucijada"