lunes, 30 de julio de 2018

El pecado corrompe conciencias.


El pecado palabra que para muchos es causa de dolor, para otros no significa nada, pero para el cristiano evoca debilidad, al mismo tiempo salvación y la muestra más grande de demostración del Amor.

Fue por el pecado que el hombre perdió el paraíso, pero también por aquel que dio su vida por la liberación del pecado, se volvió abrir la oportunidad de regresar al paraíso, mediante el reconocimiento de este acto de maravilloso de amor.
Santo Tomás de Aquino define el pecado; como la ofensa que no recibe Dios de nosotros sino por obrar nosotros contra nuestro bien.
El ser humano a durante la historia de salvación le ha temido a la palabra pecado, pero ese temor solo queda a lo que en sí la palabra significa, porqué aun sabiendo lo que ello implica sigue cometiendo los mismos errores.
El ser humano cada vez que peca, está luchando contra natura, puesto que el ser humano fue creado para hacer la caridad ya que es imagen de su creador, por tanto al pecar este va perdiendo su inclinación hacia el bien que es su naturaleza.
Muchas veces se ha utilizado el pecado para evangelizar, pero esa evangelización está inclinada a meter miedo y no en sacar a luz el verdadero significado e implicancias del pecado.
¿En algún momento de tu vida te has  interrogado, sobre el tipo de vida por la que tuvieron que atravesar los grandes Santos de la Iglesia?, la respuesta es, ellos vivieron en pecado, sin embargo hoy están gozando de la presencia de Dios, vivieron en pecado, no obstante en un momento determinante de sus vidas encontraron a Dios que es camino, verdad y vida, y eso les confirió reconocer que su naturaleza los empujara hacia la verdadera caridad, solía decir mi maestro de lógica la única tragedia que le puede pasar al cristiano es no alcanzar la santidad.
Hoy el país se encuentra bajo el sometiendo del pecado, causante de muertes, injusticias, violencias, esto por el simple hecho que el hombre “gobernante” se ha apartado de la verdad, y gracias a esa actitud arrogante, prepotente, soberbia y sin sensibilidad humana, el pecado ha florecido como aparente naturaleza del odio y egoísmo que anida en su corazón.
Sin embargo, la Iglesia con su visión de Madre y Maestra, nos enseña, nos da pautas y luces en medio de las sombras y oscuridades para alejar de la perversión y maldad a la que está siendo sometida nuestra nación, mostrándonos el camino a seguir, para evitarlos y seguir por las vías de la justicia, libertad, seguridad, democracia, verdad y un estado de igualdad.
En nuestro contexto, un reducido segmento de la sociedad se ha camuflado en actos que son considerados como incorrectos, inmorales, donde se justifica lo correcto, lo inhumano, lo salvaje  como correcto, justificando actos de agresiones, violencias, muertes, secuestros, profanaciones de templos como algo normal o negando responsabilidades, por tanto se lucha contra la impunidad, legalidad y naturalidad de una cultura o ideología que desea imponerse a costa de lo que sea, todo eso es causas y consecuencias del egoísmo (pecado) infundado en el corazón de personas altamente toxicas  y destructivas.
La realidad que hoy vivimos en nuestra Nicaragua, nos deja en evidencias que el hombre (gobierno), en su afán de querer mostrar su hegemonía, es capaz de destruir, de matar, censurar, ocultar y no tener la capacidad de reconocer sus errores, creyendo y basándose en su insondable torpeza.
 

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