jueves, 28 de febrero de 2013

Igualdad de Genero!

En la actualidad hay muchas cosas que denigran a la mujer, por lo cual es necesario que se le respete y sobre todo se le respeten sus derechos. También considero a criterio propio es importante que el Estado garantice la igualdad entre hombres y mujeres, lo cual debe iniciarse desde que somos pequeños en nuestras escuelas, donde se brinde un trato equitativo, sin ninguna clase de distinción. Qué es sexo? Conjunto de características, biológicas, hormonales, fisiológicas y genéticas que diferencian al hombre y a la mujer. Qué es género? Conjunto de valores, actitudes, costumbres y comportamientos que una cultura atribuye a hombres y mujeres. En este sentido, podría decirse que con la teoría sexo – género se intenta explicar los procesos mediante los cuales se adscribe la identidad de género en función de sexo. Con el concepto de género, se rompe el sistema de creencias que deposita en la biología, la causa de las diferencias conductuales entre hombres y mujeres. Como lo exprese en las definiciones anteriores. En nuestra cultura, ha sido dominante la idea del sexo como sinónimo de género así las conductas socialmente aprendidas son vistas como naturales, esenciales e imposibles de cambiar. De esta interpretación se derivan los estereotipos sexuales. Algunos ejemplos de conductas socialmente aprendidas pero consideradas como “naturales” o biológicamente determinadas para los hombres y las mujeres son: Hombre: Fuerte, dominante, conquistador, independiente, no llora, racional, duro, individualista, profundo, enérgico, agresivo, desordenado. Mujer: Vulnerable, dependiente, coqueta, necesita protección, llora con facilidad, intuitiva, delicada, dedicada a los demás, vana, compasiva, amorosa, ordenada. Estas características son interpretadas como naturales por fuerza social con que son impuestas en nuestra cultura. Aún antes del nacimiento, las expectativas del padre, la madre y todo el grupo familiar varían dependiendo del sexo supuesto de quien va a nacer. Se presenta además, por lo general, una preparación diferencial del ambiente los colores y el tipo de ropa, los juguetes y los accesorios. La identidad de género se adquiere, por lo tanto, por la experiencia de vivir desde el nacimiento con las expectativas, ritos y costumbres que la cultura considera apropiados para el comportamiento masculino y femenino. El aprendizaje no sólo se lleva a cabo en el grupo familiar, sino que es promovido, también, en el sistema educativo, la publicidad, los mitos y la literatura. Nuestra identidad, como hombres o como mujeres, es alcanzada por medio de un proceso de aprendizaje de lo que es prohibido, obligado o permitido de acuerdo con el sexo, que nos garantiza la aprobación social necesaria para lograr el sentimiento de pertenencia a al cultura en que nacemos, crecemos y nos desarrollamos. Le pondré de ejemplo la experiencia de un niño y una niña de cinco años. Ambos reciben mensajes implícitos acerca de lo que es apropiado o no. Así, la niña será estimulada si juega con muñecas y muestra un comportamiento dócil y apacible, pero podrá ser sancionada o reprobada si juega con juguetes considerados, tradicionalmente, masculinos tales como: motos, soldados y pistolas o bien, muestra un comportamiento “rudo” y agresivo. En forma diferente, el niño recibirá aprobación en la medida que su conducta se aleje o se distancie de todo lo considerado femenino: jugar con muñecas, llorar o mostrar debilidad frente a otros niños. Aún el contacto afectivo y el apego con la madre, también podrán verse como peligroso y se le castigará o burlará por ello. Por ejemplo, el uso de palabras peyorativas como “mamita” le indican cómo debe comportarse un hombre en nuestra cultura. Por el contrario, las conductas agresivas, de poder dominio frente a otros niños, suele se aceptadas por todos quienes viven a su alrededor. Además de la exigencia para un comportamiento diferencial por el sexo, el sistema socio – cultural establece, también, una valoración distinta y jerárquica para las características supuestamente femeninas y masculinas. De este modo, la racionalidad es más valorada que la intuición, la independencia, el mundo del trabajo público al mundo doméstico y el dominio ala habilidad de cuido y atención de otros. Es decir las particularidades, típicamente, masculinas son consideradas superiores y esenciales para el éxito personal, el desarrollo cultural, científico y tecnológico y, por tanto, para el mejoramiento de las condiciones de un país. En este sentido dado que las características femeninas y masculinas son interpretadas como naturales, también se considera natural la situación de privilegio de los hombres en el campo social, político y económico. El determinismo biológico oculta la raíz social de la desigualdad y la discriminación de las mujeres en nuestra cultura nicaragüense que esta marcada por un machismo muy arraigado que me atrevería a decir es de índole patriarcal. En el proceso de adquisición del género, también se aprende a exhibir, tolerar o inhibir la conducta violenta. En forma general, la sociedad promueve en los varones, la exhibición de conductas violentas y, en las mujeres su exhibición; aunque en forma específica, existen seres humanos que se salen de la norma social y encontramos por tanto, mujeres con conductas agresivas y hombres con la habilidad para cuidar de personas más vulnerables, “suaves” e interdependientes. La teoría del aprendizaje social contribuye, en forma específica, con la explicación de los factores por medio de los cuales las personas aprenden a exhibir o inhibir el comportamiento agresivo “en determinadas situaciones” y el por qué existen diferencias sexuales en su manifestación. Una conducta agresiva dependerá, entre otras cosas, de los siguientes elementos: a) La intensidad de la motivación para herir o lastimar a otros. b) El grado de frustración frente al ambiente. Es decir, la presencia de acontecimientos que bloquean el logro de las metas personales, incluyéndose, también, los sentimientos de impotencia que impiden la persecución de objetivos importantes. Antiguamente se pensaba que este era el factor principal que causaba la agresión. Ahora, sin embargo, se le ve únicamente como un elemento contribuyente y que por sí solo no explica la aparición de tal conducta. Específicamente podríamos examinar la frustración y la impotencia que sienten las mujeres, amas de casa u obreras, esto no las lleva a golpear, violar o herir a sus esposos. c) La intensidad y frecuencia de recompensas hacia la conducta agresiva. La tolerancia de la misma, por parte de otras personas, también se interpreta como recompensa a la violencia. En nuestra cultura, los varones somos más estimulados en contraste con las mujeres a exhibir este tipo de comportamientos. El boxeo…un ejemplo de ellos… d) La observación e imitación de “modelos agresivos”. Ejemplo, los hijos varones de padres que golpean a sus esposas, tienen una probabilidad mayor, cuando adultos, de abusar de sus parejas que los niños criados en hogares sin violencia. De igual manera, la agresión recibida también actúa como modelo para responder a situaciones conflictivas. Los modelos pueden ser de la vida real, del cine o la televisión. e) La cantidad de culpa o censura asociada a la expresión de los violentos. Otro ejemplo de la desigual que hondura que existe entre géneros es: Los hombres casados se consideran como propietarios de sus esposas e hijos (as). Por su experiencia de vivir desde el nacimiento en nuestra cultura, el niño aprende que los padres tienen poder y control frente a sus madres. Por ejemplo, ellas complacen, sirven, pueden pedirles permiso para salir, estudiar o trabajar y necesitan de la aprobación masculina para tomar decisiones. En nuestro país, el uso del apellido del esposo es común “Sra. De Z, es claro ejemplo de la concepción de las mujeres como propiedad masculina. Esta idea es reforzada en su contacto con otras familias, en la escuela y en la televisión. De igual manera, los hijos y particularmente, las hijas son considerados propiedad paterna y es común escuchar argumentos de padres incestuosos tales como “primero mía y después de otro” o como una vez decía un hombre encarcelado en México por tal delito: “yo no se porque estoy preso si yo no he hecho nada malo, no he robado, no he matado, no le he hecho nada malo a nadie. Mis hijas son mías y nadie tiene que meterse” En los últimos años he vivido momentos en los que he tenido que escuchar algunos comentarios como el siguiente: Los hombres no deben expresan sentimientos asociados con su vulnerabilidad. El llanto, la ternura, el temor y la tristeza, propios de la condición humana, para mí desde mi visión de cristiano. He visto también como a veces los hombres somos inhibidos en nuestra expresión. Y lo que veo en esto es que al no tener contacto con ellos (sentimientos) estos pueden ser desvalorizados y nos lleva a no entender cuando estos son expresados por otras personas. Algunos conceptos erróneos acerca de nuestra masculinidad: Los hombres no deben llorar”, “nosotros no deberíamos sentir ninguna clase de emociones”” existen sentimientos masculinos y sentimientos femeninos” “ los sentimientos son insalubres y demuestran debilidad”, “ expresar los sentimientos es infantil”, “ los adultos superan su necesidad de llorar”, “ las mujeres tienen libre acceso a sus sentimientos, los hombres no”, la lógica es masculina, los sentimientos son femeninos”, los sentimientos significan que está fuera de control. Bien la vinculación entres sexo y emociones. El contacto afectivo suele verse como propio de la condición femenina e inhibirse, de esta manera, en los hombres. La prohibición al contacto físico entre hombres (incluido el padre) y la temprana separación e inhibición de éste con la madre, posibilitan la creencia de que la expresión del afecto solo es posible por medio del contacto sexual. Los hombres que hemos sido socializados con este mensaje tenemos mayores probabilidades de interpretar el acercamiento afectivo de las mujeres, las niñas y los niños como una invitación al sexo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario