lunes, 25 de julio de 2016

Transformación y formación de la sociedad.

La transformación y formación de la sociedad  compete  esencialmente a la familia – Iglesia doméstica–. Tarea a la que ninguna familia verdaderamente creyente en Cristo puede renunciar, sobre todo hoy que el individualismo y el secularismo intentan desaparecer a Dios y sus valores de la sociedad y de la persona. Esto se manifiesta en la “ausencia de Dios” en la vida pública, en donde la “norma” práctica vigente es impedir que esté presente en el diario vivir del ser humano. Lo que ha producido una  indiferencia ante las exigencias de la fe y la práctica de la misma. Por ello a través de este trabajo pretendemos dar luces y pautas para que la familia Iglesia doméstica sea transformadora de la  sociedad carente de valores y principios cristianos.Mediante la educación cristiana, los padres, ayudan a sus hijos a ser más conscientes de su fe.
Entendemos que la familia es el lugar donde se sientan los principios y valores para formar a la sociedad. Aquí  nos desenvolvemos, forjamos nuestro carácter  y adquirimos los primeros  conocimientos. Por eso es una pieza importante que se da desde la unión de los padres,  la concepción y crianza de los niños, en ella se fundamenta la transformación social, dando así a las nuevas generaciones un  idéntico perfil y rasgo  de lo que verdaderamente es la familia como iglesia doméstica.
Es una comunidad de fe, esperanza y caridad. Por eso se llama  Iglesia doméstica.La familia cristiana es una comunión de personas, que reflejan la comunión que existe  entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Así como Dios es creador, la familia comparte con Él esa obra, al procrear y educar a los hijos. ¡Qué gran dignidad tiene la familia que se asemeja a Dios en su obra creadora!
El mundo de hoy presenta un abordaje de nuevos métodos y herramientas, vivimos en una sociedad más comunicada virtualmente,  sin embargo, alejado de la realidad familiar y social, en medio del compendio de novedades que nos rodea y sumerge en el asombro. La expectación es siempre la misma, las necesidades son casi siempre las mismas, pero la verdadera clave del éxito está en la convicción de lo que es una verdadera familia como Iglesia doméstica donde se hace la transmisión de la fe.
La familia cristiana está llamada a la oración. A orar juntos a Dios, quien ha creado a la familia. Así, una familia que reza unida, permanecerá unida, pues juntos, los miembros de la familia se ayudarán mutuamente a vivir como auténticos cristianos.
La presente monografía quiere orientar y concientizar  a las familias sobre el verdadero sentido de  qué es ser familia cristiana, ya que ella es la primera transformadora de la sociedad, valiéndose de elementos que aun no siendo novedosos sirven para formar a los individuos como agentes eficaces en la globalización sin perder de vistas nuestra historia, creyentes en la fe de un Dios que es Padre.

La familia cristiana también es misionera, pues querrá que otras personas también conozcan a Dios, y serán testimonio del amor de Dios por todos.



Teodoro José Zamora Téllez.

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