martes, 7 de febrero de 2017

El rostro de un migrante.

Es el reflejo del desamparo sometido por el poder (gobiernos). Estos reflejan ternura, miedo, ilusión, esperanzas, fracasos, ingenuidad y valentía.
Mirar a los ojos de un migrante es adentrarse a un mundo de ilusiones frustradas, sueños rotos y sobre todo de una dignidad deshumanizada - humillada. La vida de un migrante es un grito de justicia para sí mismo y familiar.
Hace un mes veía por un medio de Comunicación, que escribieron en su GDC. "Nicaragüenses felices por regresar a su patria"
¿Será que los comunicadores sociales nos hemos vuelto tan insensibles? ¿o seré yo que soy muy sentimental?
Es posible adentrarnos en la conciencia muy interna de quien es deportado, y asegurar que vienen felices?, Dudo que alguien que regrese a su patria venga muy emocionado, sabiendo que la realidad por la que atraviesa el país es muy difícil. , considero sin temor de caer en prejuicios que quienes emigraron lo hicieron por razones obvias, por tanto no creo sea motivo de júbilo regresar a sus casas. 
Regresar a la patria para un hermano nuestro con un futuro incierto, es como si no existiera diferencias entre morir lentamente o morir de una vez.

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