martes, 14 de febrero de 2017

¿Amistad,amor o comercio?

El amor de Dios reina en el corazón de todos los santos, pero hay uno que tiene la dicha de ser el patrón de los enamorados: San Valentín. Según dice una tradición, San Valentín arriesgaba su vida para casar cristianamente a las parejas durante el tiempo de persecución. Por fin entregó su vida en el martirio, que es la máxima manifestación del amor. El amor de este santo sacerdote por Jesucristo y por defender el Sacramento del Matrimonio nos inspira a elevar el amor humano a las alturas del amor divino para el cual fuimos creados. Los cristianos debemos aprovechar esta fiesta para recuperar el sentido cristiano del amor y del matrimonio a la luz de Cristo.

¿Nos hemos cuestionado alguna vez, sobre las diferentes formas de amor?
Aquí les comparto algunas: Amor amilical. Es aquel tipo de amor que procura el bien del amigo por el amigo mismo, es decir esto equivaldría a renunciar a nuestro propio egoísmo y volcarnos con longanimidad hacia  nuestros amigos.

Otra forma de amor, es el amor “Eros “Los antiguos griegos dieron el nombre de eros al amor entre hombre y mujer, que no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se impone al ser humano. 

En la actualidad el amor eros, se ha confundido con el verdadero concepto del significado de amor. Es decir se ha comercializado, desvaluado al campo sexual, mercancía, o en el otro escenario simplemente visto como objeto, el amor verdadero no es algo que se compra y vende, es algo que se entrega, se dona.
El amor Ágape. Es aquel que se dona, se entrega sin medida. Es la plenitud, la realización, por medio del verdadero amor manifestamos la máxima expresión de  fe de todo ser humano, es el amor desinteresado, amor puro. Benedicto XVI, en la Encíclica Deus Caritas est ofrece dos datos interesantes, que entre el amor y lo divino hay relación, es decir el amor promete infinidad, eternidad. El verdadero amor  requiere purificarse, madurarse y renunciar para alcanzar la justa dimensión del auténtico amor.

De lo contrario nuestro amor equivaldría a un: Amor por interés, amor por placer, por accidente o por utilidad.
Se puede concluir que el amor perfecto, es la suma de las buenas y sanas virtudes, debido que esto nos dispone a ver de manera más oblativa, respecto al otro, con sentimientos mutuos, y no por accidentalidad, sabiendo que pase lo que pase todo será igual

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