martes, 31 de enero de 2017

Sueños, itinerarios y fronteras.



En los últimos años, el fenómeno de la migración es más latente, este se ha convertido en una forma y alternativa de supervivencia para la población nicaragüense, muchas son las personas que migran hacia Costa Rica, y en la actualidad Panamá, se está convirtiendo un lugar muy buscado por nuestros compatriotas para ir a trabajar.
Cuando viví en Costa Rica, y ejercía mi trabajo de acción y proyección pastoral, me dí cuenta sobre las condiciones que viven nuestros hermanos nicaragüenses, por ejemplo convivir diez personas en espacios muy reducidos, esto deja en evidencia el alto grado de vulnerabilidad a lo que se ven sometidos por no encontrar un espacio de trabajo en su patria.
Ante ello el fenómeno de la migración considero no puede pasar desapercibido para el ser humano, debemos ser gestores y constructores de ideales para tener una sociedad más justa y equitativa. Solo debemos entender a nuestros hermanos, sean nicaragüenses, o del mundo entero, que al migrar piden a gritos en silencios ser auxiliados y escuchados, ya que no se van porque anhelan dejar su patria, simplemente abandonan su familia y patria por un futuro mejor.
Con este pequeño escrito quiero motivar e invitar a la reflexión, sobre esta problemática de la cual no podemos seguir siendo indiferentes. Un hermano que emigra quizá lo hace por los siguientes motivos:
Trabajo
Dignidad
Pan.
La manifestación migratoria, no es un evento estático, es una realidad con rostro humano, donde se evidencian cicatrices, sufrimientos, frustración, dolor y sueños no cumplidos, partiendo de esas premisas es que hoy me dí a la tarea de redactar esta breve reflexión, sabiendo que muchas personas que migran son personas del campo, y que al llegar a Managua para realizar sus trámites migratorios, son muchas veces discriminados, lo hago propio porque igual soy una persona de origen campesino y con orgullo, de igual manera en un determinado momento fui emigrante, y sufrí los estigmas de vivir como extranjero.
Vivimos en un mundo donde se crean mercados comunes y libres, pero se rechaza al emigrante con la construcción de barreras (Muros), cierre de fronteras y la prohibición de libre movilidad, un fenómeno que sucedió mucho en el año 2016, en nuestra patria con nuestros hermanos cubanos y Haitianos.


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