lunes, 25 de julio de 2016

La caridad nos apremia.

Jesús, anuncia el Evangelio no sólo con la palabra de la predicación, sino también con la comunión fraternal y con las obras buenas de todos sus discípulos; ya que éstas son motivo de que los hombres rindan gloria a Dios.

A través de las obras de caridad el discípulo, por una parte, imita fielmente la obra del mismo Jesús que ha dicho: "Les he dado en efecto un ejemplo, para que como yo lo he hecho lo hagan también ustedes" (Jn 13, 15) y, por otra, el mismo discípulo participa del modo más auténtico en la misión de la Iglesia, de anunciar el Evangelio de Jesús: "Por esto todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros"


La obra de la caridad debe crear vínculos personales y comunitarios con los pobres. Vínculos de inclusión en la propia vida de aquellos que están excluidos. Hacerse prójimo del pobre, del enfermo, del extranjero, del encarcelado y darle espacio en el propio tiempo, en la propia casa, entre las propias amistades, en la propia ciudad y en las propias leyes y estructuras sociales, es darle vida, en la Iglesia, al ministerio de la caridad. Es crear un rostro de Iglesia que sea misionera en la ciudad a través de obras y gestos concretos.

Teodoro José Zamora Téllez.


Pastoral de salud o pastoral de enfermos.

La pastoral de  salud es un ámbito evangélico por excelencia que recuerda la obra de Jesús, buen samaritano de la humanidad»
«Los agentes sanitarios cristianos saben bien que se da un lazo íntimo e indisoluble entre la calidad de su servicio profesional y la virtud de la caridad a la que Cristo les llama: con el buen cumplimiento de su trabajo llevan precisamente a las personas el testimonio del amor de Dios»
La salud del ser humano, de todo el ser humano, fue el signo que Cristo eligió para manifestar la cercanía de Dios, su amor misericordioso que cura el espíritu, el alma y el cuerpo»
La pastoral de la salud puede sacar continuamente fuerza precisamente de la Eucaristía para socorrer eficazmente al ser humano y promoverle, según la dignidad que le es propia»
Hoy la Iglesia vive, como gracia especial de Dios, una insistente llamada a lo que es su razón de ser más íntima, su identidad más profunda y su misión esencial: la evangelización.
Los enfermos, desde su enfermedad, pueden evangelizarnos: no es sólo evangelizador el creyente en Jesús que, lleno de vitalidad, contagia la fe, la esperanza y la vida nueva que Cristo nos ha traído.
Los enfermos nos evangelizan porque, desde su propia situación, nos ayudan a relativizar algunos de los valores y formas de vida de la sociedad actual y, también, de nuestras comunidades: la eficacia a toda costa, la competitividad, la ambición de dinero, de poder, de éxito y de prestigio, el ansia de tener y el afán de consumir.
Los enfermos, con su actitud, nos ayudan a vivir y recuperar los valores fundamentales del Evangelio: la gratuidad, la fuerza del amor, la esperanza, la entereza en la hora de la prueba.
Los enfermos, desde su postración, nos llaman a la solidaridad humana, el amor servicial y sacrificado y a la reivindicación de sus derechos.
Los enfermos nos ayudan a ser realistas en un mundo que vive de apariencias, de espaldas a la enfermedad, al sufrimiento y a la muerte, porque nos hacen reconocer que somos frágiles, limitados, mortales, pero con un caudal de energías ocultas muy considerables.
Los enfermos nos muestran el rostro de Cristo y lo más original y llamativo del Dios cristiano: un Dios que, por amor, se anonada y comparte hasta el fondo el dolor del hombre, y así nos salva.
Los enfermos que viven con sentido cristiano cada una de las etapas de su enfermedad, son un testimonio vivo de que es posible mantener el vigor de la esperanza, la paz serena e incluso la alegría; ser fieles al Dios que siempre es fiel; luchar con la enfermedad, asumirla con amor, y madurar humana y cristianamente.

Todo esto es posible gracias a una eficiente pastoral de enfermos que les ayude a reflexionar sobre el sentido de las enfermedades, ya que es mayor el amor de Dios, por ello los agentes de pastoral de enfermos, deben anunciar y vivir su fe desde una intimidad profunda de oración, para así ser mensajeros y evangelizadores eficaces en medio del dolor y sufrimiento de los que yacen en la cama de un hospital, o desde sus hogares.

Teodoro J. Zamora Téllez.

La familia, ayer y hoy.

La familia, ayer y hoy.

El concepto de la familia ha ido modificándose paulatinamente, desde el aspecto religioso la familia es una iglesia doméstica, a través de la educación cristiana los padres, ayudan a sus hijos a ser conscientes en la formación para transformar la sociedad, de esa manera lo define el consejo pontificio para las familias. (La familia cristiana es una iglesia doméstica 2015) (Página web en línea). Disponible en: (www.catholic.net)
La familia, es una comunidad de fe, esperanza y caridad, por ello se le llama iglesia doméstica, además la familia es comunión de personas, que reflejan la comunión que existe en Dios entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Para Rodrigo y Palacios, (Familia y desarrollo humano) (ttps://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=9987)  ¨la familia es la unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común que debe ser duradero, en el núcleo de la familia se generan fuertes sentimientos de pertenencias, se establecen intensas relaciones de intimidad reciprocidad y dependencia¨

El sociólogo Luis Flaquer,(Sociología de la familia (21089)   Afirma que la familia es la agrupación humana y primordial por excelencia, además que es elemental para el desarrollo de la sociedad
Página web en línea en:  www.uab.cat/doc/Programa1992_1998SociologiaFamilia)
  
De manera general se puede afirmar,  que en los últimos años el concepto de familia tradicional ha cambiado de forma cualitativa.
La familia como iglesia doméstica desempeña un papel relevante en la vida de sus miembros (hijos, hijas). De una sólida formación de los  miembros que componen la familia dependerá el desarrollo personal y social, de esa manera se creará un sistema de valores que puede ser impulsado por las instancias educativas que es el segundo hogar donde los niños y jóvenes se forjan de valores.

Teodoro José Zamora Téllez.




Transformación y formación de la sociedad.

La transformación y formación de la sociedad  compete  esencialmente a la familia – Iglesia doméstica–. Tarea a la que ninguna familia verdaderamente creyente en Cristo puede renunciar, sobre todo hoy que el individualismo y el secularismo intentan desaparecer a Dios y sus valores de la sociedad y de la persona. Esto se manifiesta en la “ausencia de Dios” en la vida pública, en donde la “norma” práctica vigente es impedir que esté presente en el diario vivir del ser humano. Lo que ha producido una  indiferencia ante las exigencias de la fe y la práctica de la misma. Por ello a través de este trabajo pretendemos dar luces y pautas para que la familia Iglesia doméstica sea transformadora de la  sociedad carente de valores y principios cristianos.Mediante la educación cristiana, los padres, ayudan a sus hijos a ser más conscientes de su fe.
Entendemos que la familia es el lugar donde se sientan los principios y valores para formar a la sociedad. Aquí  nos desenvolvemos, forjamos nuestro carácter  y adquirimos los primeros  conocimientos. Por eso es una pieza importante que se da desde la unión de los padres,  la concepción y crianza de los niños, en ella se fundamenta la transformación social, dando así a las nuevas generaciones un  idéntico perfil y rasgo  de lo que verdaderamente es la familia como iglesia doméstica.
Es una comunidad de fe, esperanza y caridad. Por eso se llama  Iglesia doméstica.La familia cristiana es una comunión de personas, que reflejan la comunión que existe  entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Así como Dios es creador, la familia comparte con Él esa obra, al procrear y educar a los hijos. ¡Qué gran dignidad tiene la familia que se asemeja a Dios en su obra creadora!
El mundo de hoy presenta un abordaje de nuevos métodos y herramientas, vivimos en una sociedad más comunicada virtualmente,  sin embargo, alejado de la realidad familiar y social, en medio del compendio de novedades que nos rodea y sumerge en el asombro. La expectación es siempre la misma, las necesidades son casi siempre las mismas, pero la verdadera clave del éxito está en la convicción de lo que es una verdadera familia como Iglesia doméstica donde se hace la transmisión de la fe.
La familia cristiana está llamada a la oración. A orar juntos a Dios, quien ha creado a la familia. Así, una familia que reza unida, permanecerá unida, pues juntos, los miembros de la familia se ayudarán mutuamente a vivir como auténticos cristianos.
La presente monografía quiere orientar y concientizar  a las familias sobre el verdadero sentido de  qué es ser familia cristiana, ya que ella es la primera transformadora de la sociedad, valiéndose de elementos que aun no siendo novedosos sirven para formar a los individuos como agentes eficaces en la globalización sin perder de vistas nuestra historia, creyentes en la fe de un Dios que es Padre.

La familia cristiana también es misionera, pues querrá que otras personas también conozcan a Dios, y serán testimonio del amor de Dios por todos.



Teodoro José Zamora Téllez.

martes, 19 de julio de 2016

La Iglesia en la historia.

La Iglesia es Cristo a través del tiempo y de la historia; es su prolongación para dar a toda la humanidad (Iglesia), la seguridad de la gracia y de auxiliarnos a fin de que lleguemos a la plenitud consumada de la Gloria ya en Él, porque envió sobre sus discípulos al Espíritu Santo Vivificador y con él hizo a su cuerpo, sacramento universal de salvación.
La Iglesia fue un designio de Dios nacido en el corazón del Padre,  por decisión total, libre y misteriosamente de su sabiduría y bondad, y así llama a todos los hombres en su Hijo, además convoca a los creyentes en Cristo en la Santa Iglesia. Por ello la Iglesia se constituye gradualmente en la Historia humana, según las disposiciones del Padre, en efecto la Iglesia fue prefigurada ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la Historia del Pueblo de Israel y en la Antigua Alianza.
La Iglesia Nace como un querer de Dios, Dios sale al encuentro del hombre. La Escritura y La Tradición mantiene y sostiene que Jesucristo durante su vida fundó una Iglesia de manera inmediata y personal, dándole una estructura jerárquica visible, pero desde el inicio del protestantismo se ha querido negar estas verdades alegando que Cristo, quiso fundar tan sólo una Iglesia puramente espiritual sin jerarquía, no visible y sin leyes canónicas que la rijan.  Para algunos hermanos separados  Cristo predicó una doctrina y la único que pidió fue adhesión a su persona. Afirmar que Cristo fundó una Iglesia, pero negar que Él deseara una estructura esencial dentro de ella es absurdo para ellos, según expresan que esto de la estructura jerárquica viene de las primeras comunidades cristianas, en contraposición la Iglesia Católica sostiene que Cristo quiso fundar una Iglesia visible, jerárquica, basada en palabras de Cristo hecho de Jesús, realidad de las primeras comunidades cristianas.
En  Mateo 16, 18 – 19,   se expone explícitamente como Cristo promete fundar una Iglesia, cuando dice edificare mi Iglesia, ahí Jesús mismo está manifestando su profunda determinación de fundar la Iglesia, pero no una Iglesia Material sino divina y humana.
Otra frase que manifiesta la intensión de Jesús sobre la edificación de la Iglesia es cuando, le dice a Pedro.”Tu eres Pedro que significa Piedra y sobre esta piedra edificare mi Iglesia”, es ahí donde determina y establece una Jerarquía, humana y visible fomentada en Pedro.

Además otro aspecto a destacar  es cuando Jesús  dice, te doy las llaves para atar y desatar en la tierra como en el cielo. Le está prometiendo y delegando la plenitud de sus poderes a Simón Pedro, y además ahí mismo establece el primado de este sobre los demás apóstoles.

Teodoro José Zamora Téllez.


La creación entera como palabra de Dios que me llama.



La creación es el comienzo de la historia de salvación, pero puede surgir una inquietud en cada uno de nosotros ¿Por qué el inicio de la historia de salvación? Por ejemplo Israel descubre primeramente a Dios como Señor de la historia y luego le reconoce como el Señor de la creación. Israel es ese pueblo que llega a vivir la creación como don de Dios.
Teodoro José
Propiedad . Teodoro José Zamora Téllez.
En el capítulo 1 de Génesis, se nos invita a vivir el mundo y la vida como don de Dios, como tarea del hombre, como motivo de alabanza al Padre de quien todo procede, por ello el Seráfico  padre de Asís, es llamado por muchos como el hombre vecino de la naturaleza, amigo de ella misma porque él en su gran sensibilidad por la creación y la naturaleza, vive en la luz, en el agua, en el sol la misma inmensidad del amor de Dios. Francisco es meramente un amigo de la naturaleza, sino un cantor de la creación. En la visión de su época ve que el refleja las cualidades divinas y lleva naturalmente al hombre a la contemplación de Dios.
Por eso cada uno de nosotros como bautizados estamos llamados a participar del grandioso don de la creación; tenemos una misión ser hermano entre los hermanos, pobre entre los pobres, rico entre los ricos, sobre todo ver que a cada instante Dios nos llama a entregarnos sin medidas, no somos seres vivientes para si mismos, sino para todos nuestros demás hermanos por lo que Cristo nació y resucitó. Cada ser humano está llamado y tiene la obligación proclamar que Dios es principio y meta de salvación, por tanto como cristianos que Dios nos llama desde su inmensa creación debemos vivir en constante conversión, en una búsqueda insaciable de su amor, vivir una vida sacramental, a semejanza de Francisco, vivir la minoridad desde la mirada del evangelio, simplicidad, tener ese espíritu de humildad para saber aceptar cuando las cosas no están a favor nuestro, somos llamados a dar testimonio de su voz, escuchar con el corazón.
Ante todo Dios debe ser el centro de nuestras vidas, ya que si no hay una experiencia de fe jamás, todo lo creado por Dios me va evocar que es el mismo Dios que me llama a través de esta.
La creación como signo de perdón, cada uno de nosotros estamos llamados no solamente a vivir a una vida Cristo céntrica, si antes no hemos entrado en la dinámica del perdón, como Francisco que había experimentado hambre, enfermedad, incomprensión por su familia, la Iglesia y los más duro fue sentirse incomprendido por sus hermanos, en el cántico de las creaturas observamos que Francisco celebra la alegría del perdón; por aquellos que perdonan, por los que soportan enfermedades y aun así conservan la paz.




Elaborado por: Teodoro José Zamora Téllez.